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domingo, 31 de mayo de 2020

Jesuitas, iglesias, telares e invasores…y Ney llegó a Pontevedra!


El 3 de abril de 1767, según nos relata Claudio González Zúñiga, los edificios de la Compañía de Jesús de nuestra ciudad: iglesia, colegio y huerta (templo de San Bartolomé,  edificio Sarmiento y Sexto Edificio del Museo); aparecieron cercados por las tropas del coronel Magona.

Se ejecutaba así la orden real de expulsión de la Compañía de Jesús de 27 de febrero de 1767, firmada por Carlos III. Después de notificarles la orden y proceder al embargo de todos sus bienes, se les obligó a abandonar sus dependencias y salir de la provincia escoltados hasta Ferrol, donde embarcaron en el navío San Juan Nepomuceno.


 Tras su expulsión el colegio quedó deshabitado, hasta que en el año 1793 se estableció en él una fábrica de tejidos de algodón y pana, dirigida por los hermanos ingleses Benjamín y Juan Lees Holden, oriundos del condado de Lancas­ter, quienes se asentaron aquí, arrendaron parte del ex-convento de los jesuitas e instalaron su fábrica de "emborrar, cardar, hilar y tejer lana y algodón".

La fábrica funcionó a buen ritmo, y poco antes de la invasión francesa contaba con unos cien telares y unos trescientos empleados. La producción anual se aproximaba a las diez mil varas de paño, cantidad similar a las que venían de Inglaterra, por lo que el monarca hispano consideró que para diferenciarlas se las marcase con las armas reales

Los salarios eran excelentes para la época y fue un verdadero impulso para la maltrecha economía de la villa en ese momento. Esta época de bonanza inició su declive con la invasión francesa, la confiscación de géneros por ambos bandos, la caída del consumo y la falta de materiales mermó la producción

 Durante la invasión francesa, en 1809, el mariscal Ney llegó a Ponteve­dra con ánimo decidido a entregarla a la voracidad de las llamas, pero cuando se presentó en el Burgo, al frente de sus aguerridas tropas, antes de cruzar el puente, tendió la vista y se quedó tan prendado de la belleza de la villa, que depuso su enojo y desistió de tal acción, no queriendo aparecer en las pá­ginas de la historia como quien la hubiese arrasado a sangre y fuego. 


Asimismo, también se le atribuye la siguiente frase, que es como un juicio formado de Pontevedra y de sus habitantes: "En Pontevedra el cielo y el suelo son hermosísimos; el entresuelo, malo…". 

Ney se alojó con todo su estado mayor en el ex-colegio de los jesuitas, recibido y agasajado, tal vez por temor, por los hermanos Lees, quienes se habían quedado cuidando de su fábrica.

Nos cuenta la crónica de la época que: "Los franceses montan su cuartel General en la casa de Francisco Genaro Ángel, situada en los soportales de la plaza de Teucro; el escuadrón de caballería y parte de la infantería en el convento de San Francisco y el resto de la infantería en el de Santo Domingo". También nos narra como en la Plaza de Teucro fueron ajusticiados tres o cuatro infelices para dar ejemplo.


El 14 de mayo de 1842 comenzaban las obras de demolición de la antigua iglesia de San Bartolomé, anteriormente, las autoridades competentes deciden trasladar, el 15 de enero de 1836, la sede parroquial al templo de los jesuitas.

De esta forma, la parroquia de San Bartolomé, continuará en su nueva ubicación que se mantiene hasta nuestros días.

Por cierto, respecto a Michael Ney, considerado "el más bravo entre los bravos", hay quien sostiene, y se aportan pruebas de ello, que no murió fusilado el 7 de diciembre de 1815 en París, que su fusilamiento se trató de una pantomima.

Se trazó un plan para salvarlo y sacarlo de Francia, contando con la aprobación de su antiguo enemigo el duque de Wellington, hermanados en la masonería

Pero…esa, como diría Kipling, es otra historia.


El atrio de la capilla de la Peregrina



El 18 de junio de 1778 se pone la primera piedra de la capilla de la Virgen Peregrina, siguiendo los planos del sargento del  Regimiento de Milicias Provinciales de Pontevedra, Antonio de Soto.
La construcción finaliza en 1792.


Grabado de 1867. La fuente con una cruz sin la figura de Teucro. Apreciamos también, debajo de la cruz, la representación historicista del blasón municipal que se encontraba en la fachada de las antiguas casas consistoriales y que conserva actualmente. La torre norte todavía sin restaurar.

En febrero de 1795, se derrumba parte de su torre norte debido a la caída de un rayo que causa graves daños en el templo. La torre se recompone en 1873.


En la década de 1880 se retira la fuente del atrio de la capilla debido a las obras de embellecimiento y ensanche realizadas por el maestro de obras del Ayuntamiento Alejandro Rodríguez-Sesmero, dejando toda la escalinata de acceso libre.

En 1887 se instala a su izquierda, a la altura de las escaleras, una de las artísticas fuentes de hierro que posteriormente pasaría a su parte posterior (donde está actualmente).

En 1896 se trasladan las campanas de la torre norte a la torre sur y en su lugar se instala el reloj y una de las campanas procedente del demolido hospital de San Juan de Dios.


1953-54 se instala de nuevo la fuente en el atrio de la capilla y en 1956 se corona con la imagen que representa al mítico fundador de la ciudad, Teucro (réplica exacta del cetro del Gremio de Mareantes que empuña el miembro de mayor edad en las solemnidades).



sábado, 30 de mayo de 2020

La imagen fotográfica más antigua de Pontevedra

Esta imagen está considerada la más antigua de la ciudad de Pontevedra, su fecha parece ser que es de 1870 y en ella podemos observar varias cuestiones: dominando la imagen la basílica de Santa María la Mayor, las típicas casas marineras desaparecidas todas ellas, en pie y derribada pocos años después, en 1873, la mayor de las Torres Arzobispales, junto con un tramo de muralla que todavía se conserva en la actualidad, y a la derecha la capilla de la Peregrina con parte de la torre norte todavía derruida a causa de un rayo y que no se recompuso hasta 1873.

San Jerónimo, el santo con gafas de Santa María

Entre todas las figuras que componen la fachada de la basílica de Santa María, hay una que llama la atención por su originalidad, es la de San Jerónimo de Estridón, o lo que es lo mismo, el santo con gafas.
San Jerónimo nació en Estridón (Dalmacia) sobre el año 340 aprox. y murió en Belén en el año 420. Está considerado uno de los cuatro grandes Padres Latinos de la Iglesia (los otros tres son: San Ambrosio, San Agustín  y San Gregorio Magno).
Dedicó toda su vida al estudio de las Sagradas Escrituras y es el traductor de la Biblia del griego y el hebreo al latín, realizada a petición del papa Dámaso I a finales del siglo IV y conocida como la Vulgata (de vulgata editio), "edición para el pueblo".
Fue en el Concilio de Roma del año 382, cuando el papa Dámaso I expidió un decreto conocido como «Decreto de Dámaso», que contenía  libros canónicos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Le pidió a San Jerónimo utilizar este canon y realizar una nueva traducción de la Biblia que incluyera un Antiguo Testamento de 46 libros, los cuales estaban todos en la Septuaginta, y el Nuevo Testamento con sus 27 libros. Hasta la promulgación de la Neovulgata, en 1979, ha sido el texto bíblico oficial de la Iglesia Católica Romana.
En su honor se celebra, cada 30 de septiembre, el Día Internacional de la Traducción.
En la fachada, San Jerónimo, se representa tocado con el capelo cardenalicio y sentado en una amplia cátedra, con un león a sus pies en actitud mansa. Sobre la repisa una calavera con un crucificado encima, elementos tradicionales que acompañan al santo cuando se le representa como anacoreta y no como Padre de la Iglesia, por lo que se entiende como una combinación de elementos que refuerzan el contenido simbólico de la imagen.
El motivo por el cual se le representa con un león es porque, al parecer, cuando se encontraba meditando a las orillas del río Jordán, vio que un león se le acercaba con una pata atravesada por una enorme espina. San Jerónimo auxilió a la fiera y le curó la pata. El animal, agradecido, no quiso separarse jamás del santo. Cuando murió San Jerónimo, el león se echó sobre su tumba y se dejó morir de hambre. Aunque esta es una leyenda atribuida por error, pues en realidad fue a San Gerásimo a quien le sucedió y por el parecido en los nombres indujo al error.

Pero el hecho más llamativo, en esta fachada, es que se le represente con lentes, un trabajo admirable en granito, seguramente para reforzar esa imagen de erudito, enfrascado en los Textos Sagrados y dejándose la vista en ello. Aunque es un anacronismo, pues las lentes, más bien ya con formato de gafas, no fueron inventadas hasta el siglo XIII por Roger Bacon, siglos después de la muerte del santo.
Por cierto, Roger Bacon, fue un monje franciscano nacido en Ilchester (Reino Unido) en 1214. Estudió en Oxford y fue doctor en Teología en París, además fue físico, filósofo y alquimista. Le llamaban Doctor Mirabilis (Doctor Admirable) por sus inmensos conocimientos en las más variadas materias. Falleció en 1294, en Oxford, a los 80 años de edad, lo que contribuyó a que ciertas leyendas sobre su vida asegurasen que algo tuvo que ver sus conocimientos alquímicos para lograr esa longevidad
Los enfrentamientos con sus superiores al pedir que se agregase el aprendizaje obligatorio de las lenguas originales en que fueron escritas las Sagradas Escrituras, para evitar malas traducciones, sus afirmaciones de que los religiosos eran ignorantes e incultos, al mismo tiempo que los acusaba de poco honestos por no llevar una vida más humilde y su defensa por el estudio de las ciencias, incluyendo en ellas la alquimia y la astrología, le granjearon la enemistad con sus superiores por las que pasó gran parte de su vida encerrado
Se dice que  fue el inventor de varios autómatas e incluso hay quienes le consideran el autor del enigmático Documento (manuscrito) Voynich.
Umberto  Eco se inspiró en él para crear el personaje de su novela "El nombre de la Rosa", Guillermo de Baskerville, que posteriormente interpretó en el cine el actor Sean Connery.

viernes, 29 de mayo de 2020

Pontevedra en el mundo


En el mundo existen ocho lugares que se denominan Pontevedra, repartidas en tres continentes:
Pontevedra. Galicia. España
Pontevedra Beach. Florida. USA
Pontevedra. Georgia. USA
Pontevedra. Bogotá. Colombia
Pontevedra. Buenos Aires. Argentina
Islote de Pontevedra. Islas Diego Ramírez. Chile
Pontevedra. Negros Occidental. Isla de Negros. Filipinas
Pontevedra. Cádiz. Filipinas



El origen de la primera y más antigua Pontevedra tiene lugar en el noroeste de España, en Galicia, y su fecha de fundación, con el nombre de Ponte Veteri, fue en el año 1169, así consta en el fuero fundacional otorgado por el rey Fernando II de León.

El nombre primigenio de donde derivó Pontevedra, Ponte Veteri (puente viejo), hacía referencia al lugar donde se encontraban los restos del antiguo puente romano, restos que aún se conservaban del primer asentamiento que se tiene noticia en esta zona y fue durante la invasión romana que se extendió desde el siglo I d.C al siglo IV d.C. Después de esa fecha el lugar permaneció despoblado hasta el siglo XII.

Pontevedra é boa vila…

 La denominación de "Boa Vila",  tiene su origen en las narraciones del cronista francés Jean Froissart (1337-1410). Famoso por sus relatos de la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia. Froissart aludía a Pontevedra como "Bonne Ville", esto es "Boa Vila", en referencia a su magnífico emplazamiento y a su esplendor económico.
Jean Froissart recorrió Galicia con las tropas del duque de Lancaster a finales del siglo XIV. El duque estaba, casado con la princesa Constanza (hija del rey de Castilla, Pedro I El Cruel), y decidió emprender una expedición contra Juan I, hijo de Enrique II de Trastámara, reivindicando sus derechos al trono, en una operación que se inscribe dentro de la Guerra de los Cien Años. 
El 25 de julio de 1386 el duque de Lancaster desembarca en La Coruña y avanza hacia el sur de Galicia, las tropas inglesas se disponían a tomar Pontevedra a sangre y fuego, pero envió la villa a siete emisarios, que Froissart pinta mal vestidos y descalzos, pero que sabían hablar bien y se concierta un pacto, por el cual Pontevedra se dispone a acatar las órdenes del duque y así las tropas inglesas no la atacarán ni la saquearán, como así sucedió.
Pontevedra é boa vila
da de beber a quen pasa.
A fonte na Ferrería…
La fuente que hoy en día se encuentra delante de las escaleras del convento de San Francisco, en los jardines de Casto Sampedro, antaño un parterre denominado comúnmente como "O Panterno", debe su nombre a que originalmente se instaló frente a los soportales del lado sur de la Herrería, los más próximos a la plaza de Curros Enríquez, en pleno trazado del camino jacobeo, por lo tanto, los peregrinos, y viajeros en general, se paraban a beber en ella al entrar en la villa por la puerta de Trabancas.
Su construcción finalizó a mediados del siglo XVI, y ahí se mantuvo hasta que fue desmantelada en 1857 por imposición del Gobernador Civil, Quiñones de León. 
En 1928, la vieja fuente, salvada de su destrucción por la Sociedad Arqueológica y conservada en las ruinas de Santo Domingo, a excepción de su gran tazón que nunca fue encontrado, volvió a la Herrería, instalándose en el centro del parterre, donde hoy en día se encuentra.
… San Bartolomé na praza.
El 14 de mayo de 1842, comenzaban las obras de demolición de la antigua iglesia de San Bartolomé que terminaron en el año 1844
Estaba situada en el solar que hoy ocupa el Teatro Principal y el Liceo Casino, con la portada dando frente a un amplio atrio con un cruceiro, y una plaza, hoy en día ocupado por el Teatro Principal y los ábsides situados sobre la escalinata del Liceo Casino.
Sobre su origen nada se sabe excepto que ya estaba construida y en servicio como templo parroquial a mediados del siglo XIII.
Las referencias sobre este monumento son tan difusas y poco concretas que casi nada conocemos salvo que se trataba, según todos los indicios, de una construcción de tres naves con ábside semicircular y de la existencia de un amplio cementerio en el exterior. Se conservan algunos dibujos conjeturales sobre este templo de Celso García de la Riega y de Casto Sampedro
Después de lo expuesto, como podrán comprobar a día de hoy, ni la fuente se encuentra en su lugar original en la Herrería ni san Bartolomé en la plaza. Eso sí, Pontevedra sigue siendo esa "Boa Vila" que pregonaba Froissart, aunque el esplendor económico diste mucho de ser el mismo que cuando él nos visitó.

Pontevedra I – Orígenes (Teucro)

Dos son las vías de estudio para conocer los orígenes de una ciudad: los testimonios escritos, más escasos e imprecisos cuanto mayor sea la antigüedad, y los restos arqueológicos encontrados en el subsuelo.
Pontevedra arrastra serias carencias en la investigación histórica y en la arqueológica; lo que ha propiciado a que, en oca­siones, los datos reales fuesen reemplazados por una especie de historia-ficción, con la mejor voluntad y total buena fe de los historiadores e investigadores que han intentado suplir las carencias con dosis de imaginación.
Hemos de remontarnos entonces a la Baja Edad Media, y a ese ambiente cultural y renacentista de la villa donde comenzó la necesidad de dotar a la nobleza y a las clases acomodadas de unas raíces que las convirtieran en unas de las más nobles y antiguas de la Península; haciéndolas descendien­tes directas de héroes griegos, dotándolas así de unos gloriosos orígenes.


Entre estos estudiosos destaca Juan de Guz­mán, Catedrático de Retórica de la villa y traductor de Virgilio, quien conocía perfectamente los textos clásicos, que haciendo referencia a unos contenidos de diversos escritores greco-latinos, suponían que ciertos personajes de la gue­rra de Troya habrían recalado en estas tierras. Estos escritores eran Asklepiades de Mirlea, Trogo Pompeyo, Strabon, Plinio el Viejo, Silio Itálico y Iuniano Iustino.
Las dos referencias más antiguas conocidas se han perdido. Asklepiades de Mirlea y Trogo Pompeyo escriben en el siglo I a. C., pero conocemos su obra por las referencias que del primero de ellos hace Strabon y al resumen de la obra del segundo por Iuniano Iustino.
Strabon, a comienzos del siglo primero, escribe su conocida “Geogra­fía”, en la que haciendo mención a Asklepiades, nos dice que entre los “Gallai­cos” habitaban algunos de los compañeros de Teucro y que existía una ciudad llamada Helenes, que fue como se bautizó originalmente estas tierras. A me­diados de ese mismo siglo, Plinio el Viejo, en su célebre “Historia Natural”, afir­ma también que las gentes de estas zonas son descendientes de griegos. Y ya entre los siglos III y IV, Iuniano Iustino escribe en su mencionado resumen de las “Historias Filípicas” de Trogo Pompeio, donde su visión es parecida a la de Asklepiades transmitida por Strabon.
Será Claudio González Zúñiga, autor de la primera “Historia de Pontevedra” escrita en 1846, quien llegará a establecer la fundación de Helenes por Teucro en el año 1215 a. C. Esta Helenes será el enclave que durante el siglo XVI se tomará como referente más remoto para Pontevedra.
  
Los eruditos pontevedreses tratarán la figura de Teucro según corres­ponda a cada época. Así, el padre Sarmiento manifestará ciertas dudas al princi­pio para luego no cuestionar el tema y, más tarde, acabar aceptándolo. Tiempo después, un grupo de autores hará causa común apoyando la tesis teucrista en mayor o menor grado; entre ellos: González Zúñiga, Flórez, Sampedro Folgar, García de la Riega, Sobrino Buhigas…
¿Quién fue Teucro?
Teucro fue un personaje de segundo rango entre los que participaron en la Guerra de Troya. Hijo ilegítimo de Telamón, rey de Salamina y de la prince­sa troyana Hesíone; se sabe que participó en la guerra junto a su hermanastro Ayax. Fue uno de los guerreros que se introdujeron dentro del célebre Caballo de Troya y era famoso por su habilidad en el manejo del arco, se decía que se lo había regalado el mismísimo Apolo. La escasísima iconografía que sobre este personaje se conoce en la actualidad, nos lo pre­senta como un arquero que, rodilla en tierra, se prepara para disparar su arco, protegido por el enorme escudo -de siete pieles de toro- de Ayax.
Tras la caída de Troya, una vez llegado a su patria, su padre Telamón lo destierra a per­petuidad, acusándole por no haber sabido evitar la disputa entre Ayax y Odiseo por las armas de Aquiles, causa directa del suicidio de Ayax.
Acompañado de fieles guerreros, Teucro funda en la isla de Chipre una ciudad que, en ho­nor a su patria, bautiza con el nombre de Salamina. Se casa con la princesa Eune, hija del rey Cipro, fundando una dinastía que reinó durante varios siglos.
Al conocer la muerte de su padre Telamón, Teucro intenta de nuevo el regreso a su patria natal, pero será rechazado por Euriasces, hijo de Ayax, por lo que decide poner rumbo a la Península Ibérica, donde funda las ciudades de Cartagena y Helenes, en la que reside hasta el fin de sus días y será la que en la Edad Media se tome como el emplazamiento primigenio de Pontevedra.
               
Mito o realidad
Desde el punto de vista actual, no existe ningún resto que demuestre la existencia de estos héroes griegos en nuestras tierras, no solo de Teucro como fundador de Pontevedra, también Anfiloco, capitán griego compañero de Teucro que se desplazó hacia el este y fundó Anphilócopolis o Anphiloquia, que se tomó como el asentamiento que dio origen a la ciudad de Ourense, Diomedes quien se considera el fundador de Tui y Orestes de Padrón.
Aunque las hipótesis fundacionales griegas en Galicia pueden carecer de cierta credibilidad, en el fondo esconden un punto de verdad. Parece ser que estas tradiciones se basan en referencias más antiguas de contactos entre las comunidades asentadas en el Mediterráneo Oriental y las atlánticas.
Cuando se gestan las leyendas de la arribada a estas tierras de ciertos héroes de la guerra de Troya, lo que se estaba produciendo era un proceso de enaltecimiento de unos orígenes que partían de una base real: el contacto, con cierta asiduidad, de las costas galaicas por navegantes y comerciantes medite­rráneos, al menos desde el II Milenio a. C. ­Que estos navegantes se correspondan con estos héroes ya es otra cuestión.

Pontevedra II – El primer asentamiento

Según los restos arqueológicos encontrados en nuestra ciudad, no es hasta la llegada de los romanos cuando se produce un primer asentamiento humano, antes de ellos aquí no hubo nada y hasta mucho después de ellos tampoco.

Este es por lo tanto, el primer asentamiento del que se tienen pruebas sólidas y que se considera como punto de partida de nuestra historia; anterior a ello no se ha encontrado resto alguno, ni del castro ubicado en Santa María, como aseguraba Murguía, ni del de San Francisco, como dieron por hecho otros historiadores con posterioridad. Hasta la fecha, no se han encontrado restos que así lo puedan atestiguar. La tierra no era fértil y el emplazamiento no era el más idóneo para una economía de subsistencia, que era la que predominaba en la época prerromana; solo con la llegada de estos, alcanzó un valor estratégico y comercial con la construcción de la calzada y el puente romano.

 
El círculo señala el emplazamiento primigenio de nuestra ciudad. Lugares donde se han encontrado restos de poblados castreños (puntos negros) y hallazgos altomedievales (triángulos).

Así pues, es con la invasión romana cuando comienza nuestra historia y podemos decir, después de las excava­ciones realizadas en 1988 en la cabecera sur del puente del Burgo, del hallazgo del miliario de Adriano y del estudio realizado por el arqueólogo Antonio de la Peña; que el origen de Pontevedra está vinculado a la existencia de un antiguo puente que formaba parte de la vía romana XIX, “Bracara Augusta – Asturica Augusta” (Braga – Astorga) y de una mansión a la que denominaban “Turoqua”, situada entre “Burbida” (Villar de Enfesta) y “Aquis Celenis” (Caldas), como se refleja en el “Itinerario de Antonino”.


EL “ITINERARIO DE ANTONINO”.-

El denominado “Itinerario de Antonino” es el documento clave que nos permite conocer las principales vías de comunicaciones terrestres en la época romana.
En este documento aparecen reseñadas 372 vías terrestres, de las cua­les 34 corresponden a Hispania y 4 al territorio galaico. Estas enlazaban los tres principales centros administrativos del noroeste peninsular: Bracara Augusta (Braga), Lucus Augusti (Lugo) y Asturica Augusta (Astorga).

DE AD DUOS PONTES A TUROQUA.-

Según se refleja en el “Itinerario de Antonino”, la Vía XX Per Loca Maritima, enlazaba Aquis Celenis (Caldas de Reis) con Lucus Augusti (Lugo), una vía costera que se adentraba en territorio coruñés y que consta­ba de los siguientes núcleos de población (mansiones), con sus correspondientes distancias en millas (milia passuum):
Aquis Celenis - Vico Spacorum - Ad Duos Pontes – Grandimiro – Atricondo – Bri­gantium – Caranico - Lucus Augusti.
La presencia en esta vía de dos mansiones consecutivas con nombres tan sugerentes como Vico Spacorum y Ad Duos Pontes indujo a la práctica to­talidad de los autores que han tratado el tema de las vías romanas en Galicia a optar por el camino más fácil, identificándolas, sin más labor de investigación, con las actuales ciudades de Vigo y Pontevedra, a pesar de encontrar como primera localidad a la denominada Aquis Celenis que con total seguridad era el nombre romano de la actual Caldas de Reis y que estos autores resolvieron diciendo que el itinerario estaba equivocado al mencionar Aquis Celenis antes de Vico Spacorum y Ad Duos Pontes. Y así Pontevedra quedará vinculada en toda la historiografía tradicional a la mansión romana de Ad Duos Pontes de la Vía XX Per Loca Maritima, criterio universalmente admitido en palabras de un erudito local.
Otros autores, con López Ferreiro a la cabeza, aportaron conclusiones más lógicas pero con escaso éxito. Este sabio canónigo compostelano mantuvo que la Vía XX Per Loca Maritima arrancaría de Aquis Celenis (Caldas de Reis), como indica el “Itinerario de Antonino”, para adentrarse en territorio coruñés, situando en los alrededores de Noia las mansiones de Vico Spacorum y Ad Duos Pontes, aportando datos que así lo respaldaban.

Recorrido de la Vía XX Per Loca Marítima del Itinerario de Antonino.
Esta es la opción que parece ser la correcta, por lo que entonces ya nada tendríamos que ver con la Vía XX ni con la mansión de Ad Duos Pontes. Aunque a pesar de ello, la práctica totalidad de autores se mantendrían apega­dos a la versión Pontevedra-Ad Duos Pontes-Vía XX.
Si ahora nos centramos en la Vía XIX, tenemos que partiendo de Braca­ra seguiría el siguiente itinerario:
Limia – Tude – Burbida – Turoqua - Aquis Calenis – Iria – Assegonia – Brevis – Marcie - Lucus Augusti – Timalino - Pon­te Neviae – Uttaris – Bergido - Interamnio Fluvio - Asturica Augusta.
Nos encontramos con emplazamientos que hoy sa­bemos con total seguridad cual es su nomenclatura en la época actual. Sabemos de lo raciona­les que eran los romanos cuan­do trazaban sus vías principales de comunicación, primando ante todo las cuestiones estra­tégicas.
 
Recorrido de la Vía XIX del Itinerario de Antonino.
Solo razones de fuerza mayor, de las que no tenemos conocimiento, obligarían a los ingenieros roma­nos a desechar para el trazado de una vía principal entre Tui y Caldas de Reis las inmejorables condiciones topográficas que ofrece la llamada Depresión Meridiana que se abre entre esas localidades siguiendo una marcada dirección rectilínea Sur-Norte y por la que con el paso del tiempo siguió la ruta jacobea portuguesa en la época medieval y la actual carretera nacional 550; a esto hay que añadir más de una veintena de miliarios encontrados a lo largo de esta de­presión natural, los únicos descubiertos en todo el territorio provincial.

Descartado el emplazamiento de Ad Duos Pontes para nuestra ciudad, llegamos a un decisivo hallazgo en las excavaciones arqueológicas realizadas en el año 1988 en la cabecera meridional del puente del Burgo, dirigidas por el ar­queólogo Antonio de la Peña Santos; el descubrimiento a unos tres metros de profundidad de un miliario del emperador Adriano datado en el año 134 d.C. La inscripción de este miliario nos desveló que en el año 134 de nues­tra Era (que fue cuando el emperador Adriano ostentó por decimoctava vez la potestad tribunicia) una vía romana transcurría por este punto y se encontraba a 96 millas de Lugo.
Las inmediatas investigaciones y los estudios realizados por el arqueó­logo Antonio de la Peña en base a los miliarios encontrados a lo largo de la vía y a las distancias en millas pasadas a kilómetros, determinaron unos datos que a día de hoy son los que prevalecen, ya que todos los indicios racionales apuntan en una única dirección: la mansión romana Turoqua, de nombre al parecer de raíz indoeuropea, vinculada a la Vía XIX Bracara-Lucus-Asturica se emplazaba en pleno casco histórico de nuestra ciudad. Por lo cual se puede deducir que los orígenes de Pontevedra parecen estar íntimamente relacionados con esta mansión romana.

Hito señalizador de la Vía XIX
No se sabe con certeza que entidad tendría, ni del tiempo que llegó a estar habitada; si bien se puede decir que fue sobre la mitad del siglo I d.C. y hasta el siglo V d.C., sobre unos 400 años. Este es por lo tanto, el primer asen­tamiento humano del que se tienen pruebas sólidas y que se considera como punto de partida de nuestra historia.

Tras la caí­da del Imperio romano, sin un estado que velase por la paz y la conservación de caminos que favoreciese el comercio, hicieron imposible el mantenimiento del puente, y el abandono y la ruina se supone que fue total. La antigua mansión romana fue abandonada y olvidada, hasta el punto que su denominación primi­tiva se pierde y cuando las fuentes medievales se refieren a este lugar tendrán que acuñar una nueva locución, el lugar donde se encontraba el puente viejo, Ponte Veteri (Pontevedra).